Por fin en mi casa.

Muy cansada y sin aliento llego a mi casa, las cortinas están corridas pero se ve el resplandor de las velas, mis padres deben de estar despiertos esperando por mi. No me equivoco al ver que la puerta se abre violentamente y mi padre sale a mi encuentro claramente enojado.

-¡Aralia, donde diablos has estado! Me grita sin importar que todos lo oigan. -Entra ya, que nos has matado con tu ausencia. Añade para después entrar a la casa. Yo le sigo sin replica alguna pues aún no recupero el aliento. Dentro, mi madre esta en una silla con una taza entre sus manos, té seguramente. Me acerco a ella y la abrazo, me estrecha entre sus brazos para después plantarme una bofetada; el dolor invade mi rostro, sin embargo no grito pues me siento muy cansada.

-Gracias por el recibimiento, madre. Respondo secamente encaminándome a mi habitación. Mi padre se interpone tomándome de los hombros con semblante duro. -De nuevo en el bosque, ¿no?. Señala claramente molesto. -Sabes la respuesta, podrías dejarme dormir y suspender el regaño para mañana. Digo con voz cansada.

-No, tu fuiste al bosque a divertirte ahora enfrenta las consecuencias. Responde con su autoritaria voz que no sirve de nada pues me escabullo por la izquierda y corro a pesar de mi cansancio hasta llegar a mi cuarto.

-Aralia Reese, te vas a arrepentir de esto. No te basta con la perdida de tu hermano para ser consiente de tus actos. Grita mi padre al punto del llanto, esto me detiene y crea un nudo en mi garganta. Se ha atrevido a mencionar a mi hermano, claramente les asuste... -Deben de estar mas sensibles de lo normal. Pienso después de abrir la puerta de mi cuarto con un aire de tristeza. Sin siquiera cambiarme y aún sucia me tumbo en mi cama y quedo dormida al instante, en un sueño intranquilo donde veo morir a mi hermano una y otra vez, donde no puedo hacer nada para impedir su muerte...

Abro los ojos y veo la escasa luz de mi habitación, me he quedado dormida todo el día y mis padres no se han molestado en despertarme. -Perfecto. Digo a mi habitación. Salgo de mi cama y me dirijo al baño de la casa, prefiero no calentar el agua, el frío siempre ha sido mi predilección por lo que al quedarme desnuda entro en la tinaja que usamos como bañera y empiezo a limpiarme. Al estar lo mas limpia posible tomo una toalla y me seco, me miro al espejo y veo algunas cortadas por las ramas, nada que no se cure.

Regreso a mi cuarto y tomo ropa limpia, me seco el cabello y lo peino lo mejor posible. -Ahora veré si tengo comida. Pienso al caminar a la cocina, observo mi casa, de un nivel mas alto que el promedio pero no por mucho. Suspiro y veo manzanas en la mesa, tomo dos y salgo de mi casa con rumbo al bosque, no al de pinos sino a otro pequeño bosque de árboles mixtos cerca de mi casa. De camino veo a algunos conocidos que ignoro como todos los días pues se supone que estoy en la escuela y no vagando por las calles...

Después de caminar varios minutos llego, subo a un árbol y empiezo a comer mis manzanas, a pesar de ser de noche no siento el frío pero aún así estoy cubierta, no quiero enfermarme. Me quedare aquí hasta el amanecer pensando en como subsistir pues las teselas ayudan pero quiero mas calidad de vida para mis padres.


SIGO EN EL BOSQUE

Llego a mi casa, mis padres están fuera así que voy tranquila por los cuartos mirando mi pobre casa donde he vivido por años, donde he sufrido y donde les hecho sufrir. Suspiro y entro a mi habitación, tomo mi mochila de la escuela ya vacía por anticipación, meto en ella ropas y algunas cosas que necesitare para mi "viaje" al final busco un papel y les escribo una nota a mis padres justificando mi salida.
-No se como estoy haciendo esto, se supone que debo proteger a mis padres... susurre a mi habitación pero la decisión estaba tomada, con paso tembloroso salí de mi casa y camine lo mas normal posible dispuesta a enfrentar lo que viniera segura de regresar a mi casa algún día.

Estaba a nada de pasar la valla para seguir mi camino por el bosque, con mis provisiones e inteligencia pero sentí una mano posarse en mi hombro, me congelo al pensar en uqe sea un agente de la paz pero no, es Amelie, mi mejor amiga que con cara de profunda tristeza quiere impedir mi huida.

-Me he llevado la carta para tus padres, tu no puedes irte así por así Ara. Me dice llorosa, le duele que la deje pero necesito entrenar y los bosques del lado contrario del distrito son mejores.

-No me lo hagas mas difícil Amelie, debo de entrenar, debo de vengar a mi hermano. Replico, con voz fría y distante.

-¿acaso crees que jugando el juego del Capitolio vas a traer de vuelta a tu hermano? No, no puedes y sea cual sea tu estrategia no podrás contra los profesionales. Ella suspira y lagrimas empiezan a correr por su rostro.

-Déjame... digo ignorando su acertado punto del que nada traerá de vuelta a mi hermano pero... pero, solo ganando haré que esto valga la pena.

-No te dejaré, iré contigo si es necesario pero no vayas a los juegos. Ahora esta suplicando arrodillada ante mí y esa imagen de verla a punto de romperse hace que considere las cosas... de nuevo...

-¿Sabes lo que me haces?. Le reclamo con voz dolida. -Claro que lo sabes. Agrego mas fría de lo que quería pero no me deja opción, tendré que suspender esto y seguir entrenando en los bosques de pino papelero.

-¿Entonces no te irás? Brinca de alegría y recuerdo sus constantes cambios de humor.

-No, todo por tu necedad, no me iré. Aún, agrego mentalmente. Regresamos a mi casa y me tumbo en mi cama, ella como un perrito se acurruca en mi y trato de quitármela de encima, sigo molesta pero ella suele ser mas insistente que yo...

Después de algunos días de normalidad en mi casa y mi extraña asistencia al colegio me encuentro mirando por la ventana con un libro abierto en mi regazo, en mi meditar el sobre ser voluntaria este año papeles empiezan a caer del cielo.

-Esto es extraño. Me digo y abriendo la ventana asomo el cuerpo para tomar un papel, después de obtener uno observo los papeles cayendo por el distrito, me gusta como se ven pero no debe de ser algo bueno como para estar tirándolos por todos lados. Dejo de mirar y entro a mi cuarto nuevamente, me siento en la única silla de mi habitación y leo el panfleto el cual dice lo siguiente:

POR ORDEN DEL CAPITOLIO Y EL PRESIDENTE SNOW, SE PROHÍBEN LOS VOLUNTARIOS EN LAS COSECHAS DE ESTE AÑO, EN CUALQUIERA DE LOS DISTRITOS, NO SE PERMITIRÁ NINGUNA SUSTITUCIÓN EN NINGUNO DE LOS DOCE DISTRITOS DE PANEM.

-Rayos. Me lamento, ahora todo es cuestión del azar, pero aún puedo pedir mas teselas así que me levanto de la silla y soltando el anuncio salgo de mi habitación, reviso que no estén mis padres y salgo con rumbo al palacio de justicia para pedir teselas.

Regreso a mi casa, parece que hoy nadie me nota y eso me gusta, sentirme invisible. Me permito una sonrisa entre todo esto, cargo mis teselas y el sentirme mas cerca de los juegos me hacer raramente feliz. Se que podría morir pero es mi forma de acercarme y tal vez vengar su muerte.

-Tonto, pero es mi meta. Susurro al estar en el umbral de mi puerta. Mis padres siguen trabajando así que dejo las teselas en la cocina y busco algo de comer, encuentro un pan algo pasado y agua. -Bueno no esta tan mal. Me tumbo en mi cama y continuo mi lectura, este libro es de lo mas valioso que tengo. Lo conseguí robandolo de la precaria biblioteca de la escuela pero nadie sospechara, o eso creo. Continuo leyendo, leyendo...

Mis ojos arden después de leer por mas de una hora seguida, cierro el libro y lo deposito en la mesa que tengo en mi cuarto. Camino a la cocina por un vaso de agua, miro nuestra pequeña cocina y suspiro. ¿En realidad quiero ir a los juegos? -me pregunto sintiéndome confundida, este año no se puede ser voluntario y no me quedara mas que aceptar los nombres que salgan en la cosecha...

Regreso arrastrando los pies y me aviento sobre mi colchón, podría ir al bosque pero mis ojos en verdad me arden, será mejor dormir un poco para después tomar un gran respiro en el bosque. Entrena ahí, puede que la arena sea un pinar. -Río un poco y respiro profundamente... que ideas, que pensamientos tengo, todo con tal de que la muerte de mi hermano no sea en vano, para no sentirme mal.

Me he hartado de estar aqui adentro, necesito salir al bosque. No se como es que me encapriche en irme de aquí... debo de aprovechar lo que tengo a la mano.

Me levanto de mi cama y tomo la mochila que siempre tengo preparada para salir al bosque, también tomo mi chamarra y después de revisar que mis padres no esten salgo por mi ventana, por hoy no quiero ver las caras de siempre, camino por calles poco frecuentadas con rumbo al bosque, mi querido bosque.


SIGO EN EL BOSQUE.

VENGO DEL BOSQUE


Para mi pesar me encontraba en mi casa junto con mis padres, él estaba enfermo y por ello los alimentos empezaban a escasear. Camine a lo que era nuestro pequeño almacén de comida y saque un saco de las teselas, lo arrastre y lo puse en la pobre mesa de nuestra casa, al sentir el peso del saco la madera crujió pero no sucumbió. Mi madre se veía más decaída de lo normal, mi tarea de hacerlos felices no estaba resultando -¿Cómo los vas a hacer felices si te vas todo el día al bosque? Me reprendió una voz en mi cabeza. -Cállate, le respondí. Mi madre volteo a verme pues esto último lo dije en voz alta, rápidamente me disculpe y comencé a preparar una masa con los granos de la tesela.

-Si tu padre no se mejora no sé qué será de nosotras, Ara. Comento mi madre como si se diera por vencida, esto me molesto pues mi padre no estaba tan mal, necesitábamos medicamento, eso era verdad pero no había porque darlo por perdido.

-No hables así. Respondí molesta. -Él se pondrá mejor. Añadí para dirigirme después hacia donde se encontraba mi padre, alzo la cabeza y me sonrío.

-Vaya, me tengo que poner mal para que actúes como una niña preocupada por sus padres. Soltó entre reproche y burla. Sonreí pues hacía meses que no hablaba tan bien con él.

-Siempre me preocupo por ustedes solo que... la voz se me atoro en la garganta y sacudí la cabeza, en ese instante la televisión que teníamos en la pared se encendió anunciando lo que todos temíamos: las cosechas.

En la pantalla se veía lo siguiente:

El público ruge y por todo el teatro resuena el Himno de Panem, se encienden las luces y aparece Caesar Flickerman, el maestro de ceremonias, ataviado con un traje azul, con pedrería incrustada y una peluca del mismo color.

---Bienvenidos, ciudadanos de Panem, esta noche tenemos un invitado muy especial en nuestro programa, el hombre que nos guarda de las guerras, el hambre... con vosotros, Corolianus Snow, nuestro Presidente. -Hace un movimiento con la mano y el foco central le sigue enfocando a una de las entradas laterales, por ella aparece el Presidente Snow, ataviado con un traje gris una americana azul, con una rosa blanca en uno de los ojales del cuello y se acerca a Caesar-



---Buenas noches, señor Presidente, es un honor tenerle aquí.

-----Buenas noches Caesar, veo que te tienes el publico ganado, más te vale. -Sonríe maliciosamente-

Los dos se sientan en las butacas y Caesar se acomoda con una de sus piernas sobre la otra.

--- Sr. Presidente, quiero comenzar con esta pregunta por que es algo que preocupa al país. ¿Que tipo de Arena tienen preparada este año? El Volcán del año pasado fué increíble. -Le sonríe-

----- Mi querido Caesar, esto es un secreto, no puedo decir nada, por que estaría dando pistas a los tributos. -Frunce el Ceño- Sabes que no te diré nada de eso.

--- Está bien, entonces, ¿como llevan el problema de las revueltas por todo Panem?

Al Presidente le incomoda esta pregunta y lo hace saber a Caesar, levántandose de la butaca y acercándose a la tarima del micro, mirando a Caesar.

----- Los traidores de Panem morirán en la arena Caesar, no lo tengas en duda, nadie pone en tela de juicio el sólido Gobierno de Panem y menos un grupo de niñatos que tienen miedo a morir en la arena. -Dice con tono despectivo-

Caesar comienza a sentirse incómodo y se levanta acercándose al Presidente.

---- De acuerdo, ¿quiere hacer ya el comunicado, Sr. Presidente?

Snow asiente y le preparan el atril con el sello del Capitolio.

-----Queridos conciudadanos de Panem, ha llegado el momento que todos habeis estado esperando y es el momento de los nuevos Juegos del Hambre, dentro de tres días, realizaremos las cosechas públicas de Panem, y como ya sabreis, este año veinticuatro chicos y chicas serán de nuevo los protagonistas de nuestra fiesta nacional.

Snow mira directo a cámara.

-----Como ya sabreis en el Distrito 1, tenemos ya al tributo chico, si... desde hace tiempo, aquel que osó reirse de las reglas que tanto han dado de bien a nuestro país, así pues el resto de los veintitrés tributos, serán elegidos a suertes en una cosecha pública en cada uno de los distritos, quiero recordaros, que es obligatorio asistir, quien no lo haga, se verá penado con las leyes que rijan en su distrito y apresado y llevado al Capitolio. Nada más, ¡FELICES JUEGOS DEL HAMBRE Y QUE LA SUERTE ESTÉ SIEMPRE DE VUESTRA PARTE! -Grita-

La cara de estupor de Caesar se hace evidente.

---- Muchas gracias Sr. Presidente.

Snow se retira y las luces se apagan, dejando ver la silueta apesumbrada de Caesar en una de las butacas. Y se deja ver el Simbolo del Capitolio en las pantallas



Con las manos llenas de harina me quede paralizada pues el tiempo se terminaba, si mi nombre salía este año podría realizar mi venganza. –Eres una tonta. Intervino de nuevo esa voz. Esta vez no conteste pues tenía razón, ir a la arena no serviría de nada, mi hermano no estaría de regreso y mis padres sufrirían más sin mí. Abrace a mi padre y enterré la cabeza en su regazo como solía hacer cuando fue mi primera cosecha, al no escuchar mi nombre esa vez llore, llore de alegría por poder estar un año más con mis padres y llore porque ese día hace 3 años seguía sin tener a mi hermano.
Hoy era el primer día que temía de verdad ser cosechada.