Las Cosechas

Ha llegado la hora, nos dirigimos a la plaza del pueblo, han dispuesto tres palcos, un gran palco en el fondo, que los ocupan los comerciantes que no pueden participar por la edad. Otro a un lado donde se sitúan los hijos varones de comerciantes que tienen edad de participar y el otro al lado contrario para las hijas con edad de participar. Los hijos e hijas de obreros (89% del distrito) se sitúan de pie en el centro. Yo me sitúo en el palco de chicas, intento buscar a mis dos amigas entre la gran multitud del centro pero no las encuentro, es como buscar una aguja en un pajar. Miro enfrente de mí al palco de los chicos y enseguida encuentro a Ádam, que también me está mirando, sobresale por su pelo rojo de entre todos los demás. Miro al palco de adultos y al fondo de él puedo divisar a mi padre y mi tía, he de reconocer que mi tía es muy hermosa, su melena es rubia platino, en eso no he salido a ella, soy castaña clara, sin embargo si que he heredado sus hermosos ojos café. Mi padre está cabizbajo y muy tenso, odia este día, igual que yo.

Al llegar la representante de nuestro distrito al escenario, Lana, se hace el silencio, el alcalde y los ganadores de otros juegos que están sentados en unas sillas tras ella se levantan, casi todos los anteriores ganadores tienen la mirada perdida, hacen movimientos extraños o las dos cosas, están drogados, odio también la imagen que estamos dando de nuestro distrito, parecemos débiles. Este año Lana ha elegido vestir un amplio vestido color azul celeste, parece un vestido sacado de las antiguas historias de princesas, sin embargo su maquillaje y peinado lo estropean, se ha maquillado la cara muy blanca y el peinado forma una especie de curvas hacia arriba, es como si su cabeza fuese un jarrón y su pelo una planta azul, definitivamente horrible ante mis ojos.

Nos ponen el típico vídeo, el himno y ha llegado la hora, ¡Oh Dios mío, es la hora! Todos los pelos de mi cuerpo se erizan de nerviosismo de repente. Lana se dirige hacia la urna de las chicas, de repente no quiero mirar, miro a los rostros de la gente que está de pie en el centro de la plaza, todas las chicas y chicos con caras pálidas, de súplica, la mayoría aprietan las mandíbulas o se muerden los labios, de repente, no se como, diviso a mis dos amigas, se están dando la mano, Mabel no lleva muletas y mira al cielo con cara de súplica, Shirley está cabizbaja, con los rasgos tensos y diciendo algo entre dientes, probablemente rece o algo así. Entonces recuerdo el día de ayer y mi promesa, en el caso de que cojan a alguna yo me ofreceré para ser tributo, y pienso cumplirlo.

Lana ha cogido un papel, se dirige al centro del escenario, al micrófono y lo abre lentamente, cada pliegue que deshace me provoca pequeñas puñaladas y me pone los nervios a cien. El papel ya está abierto, ella sonríe y lo lee.

- Elizabeth Barma!

El nombre me provoca una gran puñalada que hace que se me revuelva el estómago, es mi nombre. Miro de nuevo a Mabel y Shirley, que me están mirando atónitas, Mabel hace una mueca de duda, creo que esta pensando en sustituirme, niego levemente con la cabeza, ella me ve y baja la suya, me ha entendido, no quiero que lo haga. Miro en el palco de enfrente a Ádam, también me mira, tiene un rostro lleno de horror. De repente noto que la chica de mi lado me toca ligeramente el brazo, me he olvidado, tengo que ir al escenario. Cada paso que doy parece durar cien años, todos me abren paso al escenario y cuando llego, me coloco al lado de Lana, que me dirige una de sus sonrisas extrañas. Miro al público que tengo en frente, todos me miran, a mí, a la chica que pasa desapercibida, la chica invisible, ya nunca seré invisible. Lana pide voluntarios, mis últimas esperanzas desaparecen cuando nadie se ofrece. Miro a mi tía en la lejanía, no sé lo que se le pasa por la cabeza, su rostro es impasible, sin embargo mi padre ha cerrado los ojos y los puños y lo más probable es que esté maldiciendo a todo lo que se le ocurra, al final si que voy a ir a los juegos, recuerdo las cientos de veces en las que me he convencido a mi misma de que seguro que nunca iría. De repente Lana se aleja de mí hacia el lado opuesto, me quedo desorientada hasta que recuerdo que también tiene que haber un tributo masculino. Pido a los dioses, al universo y a todo lo que se me pasa por la cabeza que por favor no sea Ádam, no sería capaz de hacerle daño, Lana coge un papel, se acerca de nuevo a mí, junto al micro y dice el nombre.

-Logan Wade Lerman!

Ese nombre no me suena de nada, de repente veo a un chico que debe tener mi edad pero al que nunca había visto, o en el que no me había fijado, es alto, hay que reconocer que bastante guapo y tiene una mirada profunda, sube desde el lado de los obreros, no tiene mucho dinero, sin embargo cuando nuestras miradas se cruzan es como si nos conociésemos de toda la vida, de repente, a pesar de toda la situación, él me sonríe, quien iba a decir que yo le devolvería la sonrisa, ahora lo sé, nunca podré matar a Logan.

Cuando Lana termina de hablar nos da la palabra, a Logan no se le ocurre nada y pone cara de pensar rápido, sin embargo mi cabeza comienza a pensar y se dice que los juegos del hambre han empezado y yo estoy en ellos, ¿Qué es lo más importante? Los patrocinadores, todos los ricos del capitolio me van a estar viendo, tengo que decir algo para que empiece a gustarles. Cojo el micro casi por acto reflejo y comienzo a hablar, dando la mano a mi compañero.