Las despedidas.

Después de que la cosecha termina somos conducidos al edificio de justicia, el cual ni su peculiar elegancia me asombra, sigo llorando y temblando. Las cámaras captan cada instante de mi debilidad, no importa, mientras mas rápido muera menos sufriré. Creo que una estrategia para mi nuevo cometido sería salir de mi plataforma antes de pasados los 60 segundos aunque... no, todo esta perdido, yo no puedo ganar. Al fin llegamos a los cuartos donde se nos permite despedirnos, no presto atención a la decoración y al cerrarse la puerta me quedo tendida en el suelo llorando.

-moriré, moriré, moriré. Me repito como un mantra fatal esperando a que me arrastren al tren...

Mis oscuros pensamientos son interrumpidos por la llegada de mis padres, soy empujada por la puerta y les veo momentáneamente sorprendidos por mi localización y estado.

-Oh pequeña, mi pequeña. Lloriquea mi madre y la abrazo como si temiera perderle para siempre, cosa que se volverá realidad, mi padre se limita a permanecer de pie con una mano sobre el hombro de mi madre. El coloca algo sobre mi cuello, un relicario con una foto de los tres en un abrazo, con esto rompo a llorar aún mas.

-Vas a deshidratarte si sigues así Jeann. Reprende mi padre, abro los ojos como platos acuosos observando sus rígidas facciones sin creer que este diciendo algo así en estos momentos.

-Tu padre tiene razón. Dice mi madre recuperando su aplomo. -Ahora, lo que tienes que hacer es dar lo mejor de ti y luchar hasta lo imposible, se que crees que morirás pero si no lo intentas no sabrás hasta donde podrías haber llegado. Aconseja mi madre, no creo ninguna de sus palabras pero asiento con la cabeza y empujo a ambos al sillón para que me acurruquen como hacen las veces que me enfermo, así estamos hasta que el agente de la paz entra para pedirles que se vayan, yo no los quiero soltar pero ellos logran irse. Yo me quedo aferrada a su calor, a sus rostros y a su recuerdo.

-A la estación. Me informa el mismo agente de la paz, empujandome hacia la entrada y por los pasillos. El chico se ve serio y me ignora, no importa, morira también, todos moriremos.


SIGO EN LA ESTACION DEL TREN (LOS ANDENES)