Nuevo día en el distrito 4

Amanece en el distrito 4, y me despierto porque mis padres me piden que ayude en la tienda.
Me pongo la ropa y me coloco un poco el pelo. Hoy mi amigo Peeta, del 12, tiene que venir a traerme el pan.
Nos hemos hecho muy amigos, ya que mis padres piden pan para nuestra tienda a la panadería del señor Mellark,
el padre de Peeta. Es uno de mis mejores amigos, por no decir el único. No me suelo relacionar con gente, y no
es que no lo intente, sino que los demás son muy aburridos. Hay un chico, Finnick Odair, pero no me da
mucha confianza.

Llego a la tienda y en seguida se llena de clientes. Mi madre refunfuña porque dice que son todos
unos impacientes. Eso lo dice todos los días. Por el contrario, mi padre los atiende
con amabilidad, ya que le encanta su trabajo. A mi lo único que me gusta es poder ver a Peeta,
y estoy muy contento de que venga hoy. Siempre nos hablamos de la vida en cada distrito, y
contamos anecdotas. Es la unica oportunidad que tengo de relacionarme más.

Pido un descanso a mis padres, y me dejan salir un rato. Voy al sótano de la tienda, al que se accede por detrás.
Aparto un mueble, y cojo un cuchillo que robé de la tienda. Me lo guardo en el bolsillo de atrás del
pantalón, y me dispongo a clavarlo en una diana agujereada. Es lo que hago en mi tiempo libre, y haciendolo
me desahogo. Lo tiro y se clava justo en el centro. Ya traspasa la diana, así que paro. Llevo
haciendo esto en secreto unos años, y ahora con más razón, porque si salgo en la cosecha, quiero
tener alguna posibilidad.

Me doy cuenta de que se ha terminado mi tiempo, pero no quiero volver a la tienda, así que me siento
en un escalón de la entrada y me quedo pensando. Necesito conocer gente.

Oigo una voz conocida, la voz de Peeta, Peeta Mellark. Alzo la vista y le veo acercándose a mi.
-¡Peeta! Te estaba esperándo, vamos a llevar el pan y las bolsas a la tienda, con suerte me dejan más tiempo y hablamos.
Peeta sabía como hablar, hablar con decisión y convencer a la gente de lo que dice, por eso tengo que pedirle ayuda, ayuda para relacionarme en el distrito 4.

Cuando dejamos el pan en la tienda, consigo que mi padre (y no mi madre, con la que tengo aún peor relación), me deje irme un rato con Peeta.
Nos sentamos en un banco, al lado de la tienda, y es cuando le digo:

-Peeta, tenía muchas ganas de verte, ¿qué tal por el 12?

La pregunta de Peeta me hizo recordar en lo que habia estado pensando antes de su llegada.

-Si te digo la verdad, quería pedirte ayuda con esto, como tu tienes más facilidad para hablar.... Bueno, había pensado en ese chico, Finnick, creo que ya te hablé de él. Siempre está con otra chica, no se su nombre.. Pero son los únicos de mi edad que conozco. ¿Me ayudas?- Pregunto esperando una respuesta afirmativa-. Además, si nos hacemos amigos, ¡podríamos enseñarte a nadar!

He visto a Finnick nadando algunas veces, y es muy rápido. Nada mucho mejor que yo, así que a mi tampoco me vendría mal nadar un poco con él.

De repente me llama mi madre enfadada.

-Jason! Ven a ayudar a tu familia en vez de estar de charla con un chico que te trae el pan!

Me coge del brazo y me lleva hasta la tienda.

-¡Adios Peeta! ¡Ya nos veremos!
Intentaré relacionarme un poco más...

Susurro un gracias a Peeta, intentando que me lea los labios. Y creo que lo hace.
Al mirar a Peeta, se me rompe la bolsa en la que iba el pan que tenía en las manos, haciendo que este se caiga a los pies de una clienta. Mi madre me ve y me empieza a gritar.

-Jason, ¡Mira lo que has hecho! ¿¡No puedo confiar en que hagas algo bien por una vez!? Recógelo ahora mismo y que no vuelva a pasar.-dice enfadada, y me acerco a recogerlo. Se me cae nada más recogerlo, por que me tiemblan las manos.- ¡DEJALO! ¡NO VAS A SER NADIE IMPORTANTE NUNCA! ¡DA IGUAL LO QUE HAGAS!
Al oir esto, me abro paso entre la gente, y me voy corriendo, a esconderme en algún sitio, donde nadie me encuentre, es lo bueno de ser rápido corriendo, es difícil que te alcancen. He dejado a Peeta solo, así que paro un momento. Pero continúo, porque se que Peeta me buscará, y me encontrará.
-Continúa en los muelles-

VENGO DE PEDIR TESELAS.

Llego a casa triste, he decepcionado a Peeta, que es alguien muy importante para mi. Pero no ha sido mi culpa. Tenía que hacerlo.
Abro la puerta, y me encuentro a mi madre.

-¿Ya has pedido las teselas?-dice mi madre.
-Sí, toma.-se las lanzo.
-¿QUE HACES?
-Las malditas teselas me van a costar un amigo, y posiblemente la muerte como me nombren en la cosecha. ¿No podías esperar a que abra la tienda?

Mi madre me da con la palma de la mano en la cara, es algo que nunca había creído que haría.

-No le hables así a tu madre. Si te digo que pidas teselas, las pides. No se hable más. De todas formas la tienda no iba a funcionar, ¿no ves lo mal que haces todo?

Me voy a la trastienda. Sí, a lanzar cuchillos.

De repente me llega una carta, de Peeta.
Somks Peeta y Cashmere.

Celebraremos el ritual del pan tostado en la casa de Haymitch.
Espero que vengas,

Peeta y cashmere.

Llego al 4, a la zona comercial y busco a Jason, hasta que le veo sentado en las escaleras de la entrada de la trastienda. Parece preocupado.

-¿Jason?-Me ve.- ¿Por qué te has ido? He estado buscándote. ¿Te pasa algo?
-He recibido la carta de Peeta y Cashmere. Claro que iré pero... No se que le diré a Peeta, después de lo que he hecho.-Se pone las manos en la cara, preocupado.
-Jason... ¿Qué se supone que has hecho?
-Ah, aún no lo sabes. He pedido... Tesel..-No le dejo acabar la frase.
-¿TESELAS? ¡Jason! ¿Por qué? Podrías esperar a abrir la tienda.
-Ve y díselo a mi madre. Ella me obligó.
-Lo.. lo siento Jason. No lo sabía.

Jason se gira y veo su mejilla roja... le han pegado. Al principio me enfadé pero... no puedo culparle. ¿Y qué le voy a decir? ¿Que me dolería perderle? Eso él ya lo sabe. Ya sabe que le quiero.

Estoy sentado en las escaleras de la trastienda mirando la carta.

-¿Jason?-Oigo. Es Selene.- ¿Por qué te has ido? He estado buscándote. ¿Te pasa algo?
-He recibido la carta de Peeta y Cashmere. Claro que iré pero... No se que le diré a Peeta, después de lo que he hecho.-Me pongo las manos en la cara, preocupado.
-Jason... ¿Qué se supone que has hecho?
-Ah, aún no lo sabes. He pedido... Tesel..-No me deja acabar la frase.
-¿TESELAS? ¡Jason! ¿Por qué? Podrías esperar a abrir la tienda.
-Ve y díselo a mi madre. Ella me obligó.
-Lo.. lo siento Jason. No lo sabía.-Dice cambiando de opinión.

Veo que me mira triste, odio dar pena. Me levanto.

-Olvidémonos de todo. Vamos a dar una vuelta.- Selene sonríe. Le cojo la mano y vamos caminando, hacia los suburbios.