¿Qué es esto? (Gale) (FLASHBACK)

Desde que tuviera lugar la inyección y el borrado las cosas con Katniss... Bueno, se suponía que estábamos juntos, pero ella seguía triste. Por más que lo intenté no conseguir sacar demasiadas sonrisas lo cual me había ido sumiendo en una triste apatía. La quería con locura y estaría a su lado siempre, como le había prometido hace ya mucho tiempo en el bosque. Sabía que ella me necesitaba en cierto sentido, sino me habría alejado de su vida y ese pensamiento era el que me mantenía con vida y en pie, en aquella guerra que debatía por hacerla feliz.

Me encontraba ahora mismo en la cocina, preparando algo para merendar. Mientras se calentaba el agua para el café me asomé al marco de la puerta y la observé. Estaba preciosa, había recuperado mucho desde que llegó al distrito. Sus ojos brillaban mucho más y, aunque eran escasas, sus sonrisas me seguían deslumbrando. Sí, sin duda la quería con locura. Cuando acabé de prepararlo todo, volví con ella.

-Te he hecho un café, que el día está algo frío.-le acerqué mientras hablaba una taza y vi que me miraba fijamente.

A veces me daba la sensación de que hiciera lo que hiciera siempre cometía algún error que molestaba a Katniss. Me dolía horrores cuando me pedía que le hablara sobre los recuerdos que había perdido. Me recordaba, inconscientemente, que aquella había sido la única manera de que siguiera adelante. La única manera de que aceptara estar conmigo, lo cual no decía demasiado a mi favor.
No podía evitar compararme mentalmente cada noche, con Peeta. Desde que Katniss olvidó su amor hacia el, día tras día había analizado mi propio ser y lo había comparado con el del panadero tratando de ver de qué manera podía cambiar y ser, así, mejor para Katniss o al menos, conseguir que se sintiera cómoda y feliz.

Miré de soslayo sus manos y me di cuenta de que no había tocado el café. De pronto vinieron a mi cabeza aquellas conversaciones en las que me decía que no le gustaba. "Seré idiota", murmuré para mi mismo. Otro fallo más.
-Yo... siento lo del café. Espera un segundo, te preparo un te en un momento.-me levanté dispuesto para ir a la cocina y preparárselo. No podía seguir cometiendo esa clase de errores o la perdería más de lo que ya lo había hecho. Estábamos juntos, o al menos eso pensaba yo. Pero había un muro que nos separaba y que no era capaz de romper.
Mientras esperaba, de nuevo, a que se calentara el agua del té me quedé pensando en nuestra relación. Besos. Solo eso. Nunca hubo nada más que besos y eso que Katniss había comentado varias veces su deseo de ser madre. Negué apesadumbrado: algo no iba bien.

Me quedé algo pensativo. La verdad que había muchas cosas que desconocía de Katniss. No porque no quisiera saberlo, sino porque no habíamos mantenido conversaciones en las que esas cosas salieran. Suspiré, ojalá la conociera mejor.
Sin embargo, su pregunta tan repentina como extraña me sorprendió. ¿Me estaba probando?Levanté una ceja antes de contestar.
-Tu color favorito es el verde, Katniss... Pero no hace falta que me pruebes. -suspiré y la miré a los ojos. Como siempre que lo hacía, me rehuyó la mirada.

Me acomodé mejor en el sofá, al tener las manos liberadas de la taza con el té. Vi que la miraba, seguía estando algo triste. Tenía que hacer algo, no podíamos seguir así, ninguno de los dos.
-Oye Kat... ¿Por qué no tratas de sonreír? Estas preciosa cuando lo haces y me encanta verte hacerlo.-¿habría empezado bien? Confiaba en que si.

Cogí mi taza de café y me puse a beber. Cualquier cosa era mejor que mirar cómo Katniss se ponía cada vez más tensa conmigo. No entendía porqué todo se había enfríado tanto. Había veces que más que tener una relación, -incipiente sí, pero relación- parecía que seguíamos siendo amigos. Quizás ni siquiera éramos amigos, porque apenas hablábamos, no como cuando íbamos al bosque juntos. Toda la buena relación que hubiera podido tener con Katniss en aquel tiempo se había perdido.
Traté de apartar esos pensamientos de mi mente, pero sus palabras me dolieron. Me dolieron y mucho. Quería conocerla mejor y ella no me dejaba.
-Se más cosas sobre tí que las que tu sabes sobre mi. Pero no me apetece hablar sobre eso ahora.-dejé la taza en la mesita y me levanté. Me dirigí a la ventana y miré hacia fuera.

Mirando la ventana estaba cuando de pronto oí gritar a Kat. Me giré de pronto y la vi gritando a Buttercap. Ese gato había vuelto a hacer de las suyas.
-Espera que te ayu...-no me dio tiempo a terminar la frase, porque de pronto vi cómo se quitaba la camiseta sin ningún reparo.
No pude evitar quedarme mirándola. Nunca la había visto así y me sorprendió que lo hiciera tan natural, cuando sabía perfectamente el reparo y la vergüenza que le daba estar semidesnuda o desnuda delante de alguien. Cuanto ni menos delante de mi, cuando había dejado claro que no quería nada conmigo.
-¿Quieres que te baje algo de ropa?-pregunté un poco nervioso por la visión.-Aunque así estás estupenda, puedes coger frío.

Me quedé mirando a Katniss mientras la escuchaba gritar al gato. Negué con la cabeza, estaba convencido de que jamás se llevarían bien. No tenían remedio ni existía solución mientras vivieran bajo el mismo techo.

Podía ser que me hubiera quedado mirando a Kat demasiado fijamente, pero es que no lo pude evitar. Nunca la había visto en esas condiciones y menos tan fortuitamente con ese momento. Su cuerpo era perfecto y me encantó la forma en que trató de esconderse después. Fue tan dulce. Pero su respuesta me hizo despertar.
-Esta bien, ahora mismo te bajo algo de ropa.-tragué saliva para aclararme la garganta.-Y no tienes porqué taparte, estás genial.

Antes de que pudiera responder desaparecí del saloncito escaleras arriba. No quería que me dirigiese una de sus miradas asesinas. Cogí una de sus camisetas y se la bajé. La encontré sentada de espaldas a la escalera.
-Toma. Espero haber elegido bien.-dije mientras le tendía la prenda.